(Vía El Mostrador)

Aunque en ambos casos tiene consecuencias en mayores niveles, tanto los turnos de trabajo permanentes como los rotativos tienen diversas y profundas consecuencias en el plano emocional, social e incluso fisiológico.

Andrea Acevedo es psicóloga y magister en Psicología Sistémica Relacional y hace poco le fueron derivadas pacientes provenientes de la enfermería ¿Los motivos? Alteraciones del sueño: una necesidad poderosa de querer dormir y no poder hacerlo. 

“Al estar el cerebro tan activo cuesta conciliar  el sueño, que termina no siendo reparador y se va transformando en una fatiga crónica que se siente de día y de noche y eso en tiempos prolongados puede crear sintomatología asociada a la depresión, angustia y  estrés”, explicó la psicóloga que cuenta con más de 17 años de ejercicio.

Según Álvaro Vidal, neurólogo de Clínica Somno, el impacto es tal que “impactar en todas las áreas en las que se desarrolla un ser humano” y puede estimular incluso “dificultades en la salud cardiovascular”.

En relación al ejercicio de los trabajadores del turno diurno, señaló el profesional, el rendimiento “es muy distinto” ya que “lo normal” es trabajar en horarios con luz “donde los niveles de niveles de melatonina bajan y se pueden desarrollar las actividades productivas y sociales”. Trabajar de noche con luz artificial tiene un “enorme impacto a nivel hormonal”, destacó el doctor Vidal, por lo tanto aumenta la somnolencia y con ello el nivel de concentración y de rendimiento es menor.

En el caso de quienes tienen trabajan en turnos nocturnos pero de manera rotativa, el cerebro pierde su capacidad de prevenir cómo va a el ciclo del sueño y al no poder anticiparse “empieza a haber dificultades para sintonizar con el ritmo, en cambio cuando pasa el tiempo por tiene turnos estables el cuerpo se sintoniza”, agregó la psicóloga. “No saber cuándo se va a dormir produce irritabilidad”, remarcó.

De la desconexión a la sensación de aislamiento

Luego de trabajar en estos turnos durante un paso del tiempo, el reloj circadiano va cambiando, transformando el funcionamiento del metabolismo, la psiquis y la vida social.

“El caso de las enfermeras, por ejemplo, cuando tienen turnos de más de 12 horas aumenta la angustia constantemente, los niveles de estrés, pueden aparecer síntomas depresivos, empeoran los hábitos alimenticios incluyendo desórdenes y estimulando la aparición de adicciones a medicamentos, bebidas energéticas, café, cigarrillos”, puntualizó.

Esta situación, a largo plazo, produce también una sensación de “desconexión” con la realidad, porque el cansancio y otras dificultades mencionadas obstaculizan la vida social y cotidianidad junto a los seres queridos.

“A nivel social se dejan de compartir horarios, fechas importantes, limita la vida familiar y en pareja y las relaciones interpersonales en general porque no están presentes y si lo están, el cansancio desgasta la presencia”, indicó la docente de la Universidad Católica Silva Hénriquez. Así pues, también  desestabiliza el funcionamiento de la psiquis. 

“Trabajar más de doce horas es demasiado, no existe calidad de vida porque el cuerpo va pidiendo descansar y se le exige mucho, motivando la angustia, el estrés”, subrayó Acevedo, quien además señaló que esta situación afecta en especial a trabajadores de la salud, y tiene consecuencias incluso en el ambiente laboral porque existe una “tensión permanente”, además de importantes índices de licencias médicas y deserción.

Atender las señales del cuerpo

Quienes llegan a trabajar en turnos nocturnos al poco tiempo reconocen las consecuencias de su ejercicio y ante eso hay quienes pueden decidir dejarlo y quienes no, por factores económicos en la mayor parte de los casos. Quienes tienen la posibilidad de pensarlo, ¿qué consideraciones deben tener para decidir?

Para la psicóloga, es importante observar cómo es el día a día, observar e identificar qué se siente y cómo esto afecta al desarrollo de la cotidianidad. “Si causa angustia por ejemplo, si me da ansiedad ir al trabajo o me siento muy deprimido”, mostró Acevedo y subrayó la necesidad de atender “las señales que da el cuerpo” antes que esperar colapsos.

Por otro lado, las personas que se ven obligadas a continuar su quehacer pueden considerar algunas indicaciones. Tanto el neurólogo como la psicóloga coincidieron en el valor de proteger los horarios descanso y “la higiene del sueño”, promoviendo espacios de silencio y oscuridad que permitan un mejor desenvolvimiento de la actividad.

Asimismo, cuidar la alimentación y recibir asistencia médica según las necesidades de cada persona en el plano psicológico, neurológico o de otro tipo.

La jornada de trabajo está regulada por la ley chilena en los artículos 22, 24, 30, 32 y 40 del Código del Trabajo, que establece además las condiciones que debe tener el empleador en relación al régimen de descanso y la remuneración, no obstante cada empresa puede decidir, sobre estas normas, cómo llevar las jornadas y actualmente hay empleados, sobre todo en el área de la salud, que pueden llegar a trabajar más de 24 horas en un turno.