Esta semana se realizaron las Jornadas de co-producción Currículo para Escuelas de Reingreso (CER), organizadas por la Fundación Súmate (Hogar de Cristo) y la Universidad Católica Silva Henríquez a través de su Dirección de Innovación, Creación y Emprendimiento (DICE), en el marco de cooperación con UNESCO que sentó las bases de esta contribución. 

Las jornadas proponen valorar la co-construcción de un currículo participativo y democrático, y proponer un cambio de la concepción de los y las docentes y los estudiantes desde “emisores y receptores del currículo” a “co-desarrolladores del currículo” y “creadores de sentido”. 

La propuesta curricular es el resultado del proceso de diagnóstico y etapa de talleres de reflexión y co-construcción curricular realizada con cuatro escuelas de la Fundación Súmate, presentes en dos regiones de Chile (Región Metropolitana y del Bíobío), involucrando en su construcción a cerca de 40 profesionales de educación de las escuelas Padre Álvaro Lavín (Maipú), Colegio Betania (La Granja), Escuela Padre Hurtado (Renca) y Escuela Nuevo Futuro (Concepción).  

El director de la DICE, Dr. Héctor Opazo, junto al director del centro de experimentación pedagógica de la UMCE, profesor Miguel Caro, encabezan el proyecto, junto al destacado grupo de especialistas provenientes de la UMCE, la Universidad de Chile, la Universidad Finis Terrae y desde nuestra casa de estudio. Los equipos de la Fundación Súmate estuvieron representados por la directora ejecutiva, Liliana Cortés, y la directora social y educativa, Enid Vargas. 

“La deserción escolar se constituye como uno de los mayores fracasos de la política educativa, ya que tiene consecuencias que pueden extenderse para toda la vida de forma intergeneracional. Por lo cual, no se le puede atribuir a un solo factor, es un fenómeno multicausal, debido a que un estudiante puede desertar por factores socioeconómicos, motivación a terminar sus estudios básicos y medios y la vulnerabilidad, entre otros”, señala Héctor Opazo. 

Los dos días en que los equipos participaron de procesos de co-creación colaborativa se transforman en una oportunidad real para orientar el desarrollo de la modalidad de reingreso educativo, atendiendo al escenario de crisis actual, que según datos del MINEDUC ha llevado en dos años (2021 y 2022) a 50 mil estudiantes a abandonar el sistema educativo por diversos y complejos motivos, y aumentando en un 24% respecto al año 2019. 

Transformar los actuales enfoques disciplinarios y fragmentados del desarrollo curricular, y avanzar hacia un modelo nuclear e integrado, que hará hincapié en “capacidades transformadoras”. El trabajo de co-construcción garantiza una relación sinérgica y vinculante entre la educación, la inclusión y la justicia. 

“Ustedes están abordando de manera decidida la atención a un desafío del sistema educativo chileno, y no solo desde el reingreso, sino también desde una propuesta de producción curricular que busca impulsar aprendizajes pertinentes desde una perspectiva de justicia curricular y de restitución de derechos fundamentales para nuestra infancia y juventud”, expresó el rector de la Universidad Católica Silva Henríquez, dr. Galvarino Jofré, sdb. 

Diagnóstico institucional 

Desde el 2019, el Mineduc ha diseñado herramientas para prevenir y alertar de manera temprana la deserción escolar. El Sistema de Alerta Temprana (SAT) identifica a estudiantes de 7° básico a 4to medio en mayor riesgo de desertar. 

En este sentido, desde el 2019 el MINEDUC ha estado trabajando en una “nueva” modalidad de reingreso educativo, que atenderá a niños, niñas y jóvenes de entre 12 y 21 años, que lleven dos años o más fuera del sistema educativo o que se encuentren en educación para adultos. 

Sobre esta modalidad, el director de la DICE, Héctor Opazo, ha diseñado en conjunto con un equipo de profesionales, una propuesta curricular para escuelas de reingreso (CER) en la Fundación SÚMATE del Hogar de Cristo.  

CER propone una transformación del currículo que favorezca la continuidad de trayectorias educativas diversas y flexibles, especialmente de niños, niñas y jóvenes que han interrumpido su escolaridad. La invitación es a desarrollar marcos curriculares basados en competencias amplias en contraposición a currículos basados principalmente en contenido y/o en habilidades, desde un sentido transformador y humanizador. 

La integración de conocimientos, habilidades, actitudes, competencias y valores permite a los y las estudiantes desempeñarse en entornos desafiantes y navegar en un mundo incierto. Además, para su desarrollo curricular, permite reposicionar a las escuelas y sus docentes como productores de conocimiento, y dan oportunidades a niños, niñas y jóvenes a que desarrollen propósitos e ideales, ser colaboradores, flexibles y creativos, ciudadanos integrales y saludables. 

La propuesta tiene una estructura basal de propósitos, dimensiones formativas, componentes, principios y orientaciones de decisión que son comunes a todos los establecimientos, a partir de lo cual se pueden generar particularidades en función de los contextos y necesidades. Desde esos elementos generales, el modelo curricular articula las dimensiones de transversalidad educativa, contexto socialmente relevante (expresados como fenómenos de interés y/o problemáticas) y objetivos de aprendizaje nuclearizados. 

CER invita a: 

[1] valorar la co-construcción de un currículo participativo y democrático 

[2] cambiar de la concepción de los y las docentes y los alumnos desde “emisores y receptores del currículo” a “co-desarrolladores del currículo” 

[3] desarrollar un currículo significativo y personalizado que conecte los diversos propósitos y aspectos pedagógicos de las experiencias educativas de los niños, niñas y jóvenes con sus realidades socioculturales 

[4] transformar los enfoques disciplinarios y fragmentados del desarrollo curricular hacia un modelo nuclear e integrado, que hace hincapié en “competencias transformadoras”, que conectan el camino hacia los enfoques transversales 

[5] garantizar una relación sinérgica y vinculante entre la educación y la inclusión, para lo cual es necesario pasar de enfoques altamente prescriptivos orientados en “inputs-outputs” mediante el desarrollo de modelos curriculares flexibles.