El mandamiento del amor y su impacto en la comunidad 

“Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros” 

Lectio Divina San Juan 15, 9-17

Gustavo Albornoz Hormazábal, Director Pastoral Universitaria UCSH

Esta semana el evangelio de San Juan en el capítulo 15 nos refuerza la importancia del mandamiento del amor que Jesús trabajó, transmitió y vivió con sus discípulos. En primer lugar, hay que considerar que el contexto de este capítulo del evangelio se encuentra bajo la circunstancia del conocimiento que Jesús tiene de su muerte, en los capítulos anteriores se encuentra Jesús con sus discípulos en la celebración de la Pascua judía en dónde da el discurso a sus discípulos de su entrega y muerte, además de tomar toda esa experiencia desde el servicio de los demás sin importar hacia quienes, y hacia donde lleva, es la entrega de la propia vida.  

El Evangelista muestra a Jesús en el capítulo 14 quien manifiesta la relación filial, relación estrecha con Dios Padre y también reforzando, cuestionando  a sus discípulos preguntándoles ¿quién era él? Siendo una pregunta para tener una claridad si sus discípulos comprenden lo fundamental que es que sepan que están con el Hijo de Dios. Inmediatamente se transforma en un espacio de anuncio a los discípulos, Dios se hace presente por medio de su Hijo en medio de sus discípulos y la acción constante que tiene Dios en medio de la vida, enviando al espíritu el espíritu santo para que ellos recordarán todas las enseñanzas que Jesús ha hecho.  Cabe resaltar que todo esto sucede en un proceso de preparación del camino de su partida, de su muerte.   

El capítulo 15 viene con un complejo momento para Jesús pero que también va manifestando la grandeza de la acción de Dios y sobre todo la permanencia de ese amor en la vida de las personas. Jesús encomienda  a sus discípulos anunciar estas enseñanzas del reino de Dios, anunciar el amor de Dios, y en este capítulo se centra en la experiencia del amor, que Jesús permanecerá siempre con nosotros, la experiencia de amor infinita que tiene Jesús con su padre él, la traspasa a los discípulos, a partir de ahí que sus discípulos deben transmitir y vivir ese amor divino, la frase que podemos recordar del evangelio Jn15,9 “como el padre me amó también yo los he amado, permanezcan en mi amor” esta frase condensa lo primordial de la fe que es  vivir centrados en Jesús, que en nuestras vidas se encuentre Jesús, sea el centro de todos nuestros planes, acciones y sobre todo de centrarnos en el amor hacia los demás, un amor desinteresado, un amor que no es de conveniencia sino que es de gratuidad, siendo un signo visible de la manifestación del espíritu de Dios que quiere lo mejor para toda la humanidad. 

Jesús nos invita en esta semana a que podamos meditar y practicar el amor que Dios nos regala por medio de Jesús, poniendo nuestras miradas en aquellos que más lo necesitan, quienes necesitan esa experiencia de amor, es dar sentido a las vocaciones de cada persona poniéndola al servicio, la entrega, dedicación, dar tiempo de calidad, no entregar lo que nos sobra si no que entregarnos por entero, sin esperar retribuciones de esta entrega de amor, porque es una entrega gratuita, al igual que el amor de Dios. 

Todo esto lo podemos desarrollar en medio de la comunidad universitaria, desde los diferentes ámbitos de participación, desde la gestión, docencia, investigación, estudiantado, cada uno tiene y están en búsqueda de un sentido, de la propia vocación, pero si se parte de la conciencia humana que debemos amarnos como un signo visible del amor de Dios, no hay que temer de aquellas situaciones que nos pueden incomodar, nos puede crear dificultades, la lucha con la retribución, el egocentrismo, individualismo, lo importante es superar esos miedos, esas dificultades teniendo a Cristo en medio de nuestra vida, entendiéndolo como un referente, como aquel que nos da el sentido para poder tomar decisiones, para crear y poder seguir anunciando su Reino por medio de los diferentes dones que Dios nos ha regalado.  

Una pregunta para que quede en la razonando en el pensamiento y en el corazón: ¿Cómo vivo y expreso el amor de Dios en medio de la comunidad universitaria?  

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