La ausencia de los microemprendedores en el actual debate de pensiones

22 de Enero 2024
Categoría: CISJU Columna Prensa

Vía CIPER

Quienes son trabajadores por cuenta propia o empleadores de empresas de menos de diez trabajadores no cotizan para su pensión futura ni tampoco piensan hacerlo, según indican diversos estudios. Se trata de un segmento importante del mercado laboral cuyas particularidades están siendo débilmente acogidas en el actual debate por la reforma de pensiones para nuestro país, indica en columna para CIPER una investigadora del tema.

En el destino tanto de las AFP como del 6% de cotización adicional se juega la esencia del actual debate previsional. Si bien el proyecto de ley presentado por el gobierno se extiende a la población trabajadora independiente, lo cierto es que se hace cargo débilmente de los factores subjetivos y sociales que explican las bajas pensiones actuales de este segmento. Por el contrario, una y otra vez se vuelve al cálculo de las imposiciones de carácter obligatorio y voluntario, o a la necesidad de abordar la informalidad laboral (relativamente estable desde el 2020).

Los trabajadores independientes fueron incorporados al régimen de protección social a partir de la Ley 20.255 (2008); sin embargo, la gradualidad de la medida tanto en la base imponible como en la obligatoriedad hizo que recién en 2012 esta comenzara a aplicarse, con un período de ajuste que contemplaba las bajas ganancias y la dependencia de uno o dos clientes como factores estructurantes del trabajo. Pese a ese esfuerzo legislativo, los resultados han sido bastante decepcionantes. Según la Superintendencia de Pensiones (2018 y 2023), un 95% de independientes ha cotizado por dos períodos o menos, y pese al aumento del monto promedio anual cotizado y del número de personas que debieran cotizar bajo esta modalidad, en la práctica ha disminuido el porcentaje de personas cotizantes como independientes.

De inmediato surge la pregunta, ¿por qué lo/as trabajadores independientes no están cotizando?

Si nos abocamos a los microemprendedores (aquellos denominados como trabajadores por cuenta propia y empleadores de empresas de menos de diez trabajadores), se trata de un sector independiente que tiene expectativas distintas a la población dependiente en cuanto a los ahorros de la vejez. En diversos estudios, el grupo microemprendedor no se muestra a favor del sistema de pensiones actual ni se proyecta cotizando en el futuro [INSTITUTO DE SEGURIDAD LABORAL y FACSO 2021]. Es cierto que existe un repunte en el nivel de confianza (uno de cada tres) en las AFP en el último semestre de 2023, en comparación con el promedio (uno de cada cuatro) de la última década [CADEM 2023], pero no es más que una ilusión que esconde las posibilidades reales de existencia de este grupo. No se trata únicamente de cuánto agregar, sino con qué dinero se piensa inyectar fondos a las cuentas de capitalización individual.

Detrás de los magros resultados en las cotizaciones de los microemprendedores se esconden ingresos bajos (un cuentapropia percibe un tercio menos en ingresos por hora trabajada que un asalariado [BARRERO, FUENTES y MENA 2018] y alta informalidad (más de la mitad son informales según el INE). El grupo reconoce que vivirá una situación difícil cuando sean mayores por las escasas cotizaciones, pero confía que su trabajo sea el medio para enfrentar el riesgo de la enfermedad y la vejez. Dejan de lado las cotizaciones (solo un cuarto cotiza) e imaginan dos estrategias de sustento a futuro: el ahorro y la inversión. La segunda se cumpliría en la medida que cuenten con capital, mientras que la primera opción observada con detenimiento resalta las condiciones precarias en las que se encuentra la actividad o el negocio.

Es sabido que la pandemia afectó al mercado laboral en su conjunto, pero el microemprendimiento sufrió más que otros tipos de empresas por la disminución de ventas y la magnitud de esta disminución, con resultados impactantes: más de la mitad perdió su capacidad de ahorro. Esto no es extraño, pues la fragilidad es una característica común a este grupo: ya en 2012 solo uno de cada cuatro microemprendedores tenía ahorros en cuentas personales [MINISTERIO DE ECONOMÍA, FOMENTO Y TURISMO 2012]. El ahorro parece ser una opción deseable o una búsqueda por mejores oportunidades, pero difícilmente llega a ser una realidad.

Resultados de un estudio reciente [MIRANDA et al. 2023] indican que las condiciones de trabajo y la capacidad de venta de carácter precario obligan a la población microemprendedora a vivir «día a día», sin posibilidad de proyectar un futuro en el que puedan protegerse contra el riesgo de la vejez o la enfermedad. Sin un futuro por crear, se retrotraen al presente en un continuo de acciones, convirtiéndose en individuos abiertos a la posibilidad del cambio, de reinicios y adaptabilidad. Este «presente continuo» refuerza y potencia el deseo de una autonomía laboral, que permita estar libre de la arbitrariedad de jefaturas o de jornadas estrictas, pero que finalmente, termina incidiendo en el asumirse responsable de sí mismo y de su futuro. Se perciben desamparados ante un Estado y un mercado que no potencia su libertad y, por lo tanto, no se sienten «atados» a instituciones que los obligan a cotizar sus escuálidos recursos obtenidos por sí solos.

La discusión sobre el destino del 6% seguirá siendo incompleta si no se aborda la ética del trabajo del grupo microemprendedor; es decir, si no se consideran los aspectos subjetivos e identitarios que componen esta figura, cada vez más presente en el mercado laboral chileno. Si la actual discusión sigue en la lógica de reforzar la responsabilidad individual de la vejez como si fuese una decisión personal e intransferible, y pervierte el sentido de comunidad —ya en extinción hace décadas—, entonces convendría recordar que esta población difícilmente adherirá con un incremento en las cotizaciones al sistema de capitalización individual. Se trata de un segmento del mercado laboral que hoy no comparte la responsabilidad de los riesgos asumidos íntimamente, derivados de una posición subalterna asociada a bajo ingresos o una insuficiente cartera de clientes o escalamiento de los negocios. Por lo pronto, los anhelos de protección de esta población seguirán siendo un sueño difícil de cumplir.

Lorena Armijo, Investigadora Cisju-UCSH.

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