“Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios”

Reflexión del Evangelio del Viernes 26 de julio de 2024.
Evangelio de San Mateo 5:3-12
En primer lugar, les invito a reflexionar sobre el ámbito espacio-temporal en el cual se desarrolla este relato bíblico. Esto se extrae del texto anterior conocido como el relato de las Bienaventuranzas. En el relato aparece Cristo en una montaña, diciendo al pueblo las Bienaventuranzas. No está claro dónde queda esta montaña, pero sí se aprecia una tensión entre quienes son los que hacen el bien en el mundo y los que no lo hacen. En este relato, Jesús nos destaca en gran manera la importancia de obrar conforme a la Palabra de Dios y sus mandamientos, considerando que como cristianos debemos contagiar a los demás de bondad y amor para que se acerquen a Dios y puedan conocerle. Nos destaca además la importancia de vivir la Palabra de Dios con alegría y esperanza, pese a todos los hechos negativos que muchas veces nos ocurran. Jesús nos dice:
- Felices los afligidos, porque serán consolados.
- Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
- Felices ustedes cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
En este sentido, Mateo nos trata de hacer ver cómo la gran mayoría de los seres humanos realiza esfuerzos para poder hacer el bien y lo correcto, siguiendo el camino de Dios. Del mismo modo nos entrega una luz de esperanza, motivándonos con la enseñanza del relato a ser mejores personas, construyendo nuestro camino sin dañar al prójimo. De este modo, tal como dice la Palabra, podremos obtener nuestra recompensa en el cielo, con alegría y regocijo. También podemos integrar esta enseñanza a la realización de una labor académica humanizadora e integral.
Podemos agradecer a Dios por este mensaje, en el sentido de que las Bienaventuranzas nos dan una oportunidad para enmendar el rumbo de nuestras vidas si es que estamos obrando mal, viviendo con un sentido cristiano y pensando en el bienestar de los demás. Del mismo modo podemos pedir para que Dios ilumine, a través de las personas que le conocen, el camino de las personas que por distintos motivos se han desviado del camino correcto, dado que “así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo”.
Demos gracias a Dios por su misericordia y por darnos su perdón aún cuando a veces obremos mal. Del mismo modo pidámosle que nos dé la sabiduría necesaria para ser bienaventurados en nuestras vidas, mientras recorremos el camino que nos lleva a la salvación y a la vida eterna.
Escrito por Norton Contreras Paredes, Académico de la Escuela de Educación Inicial UCSH.
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