Experto en educación que promueve un cambio cultural desde el aula dictó cátedra en la UCSH

Invitado por la Facultad de Educación UCSH, el doctor en Política Educacional, Liderazgo y Práctica Pedagógica de la Universidad de Harvard, Dr. Santiago Rincón-Gallardo, presentó su libro Liberar el Aprendizaje: el cambio educativo como movimiento social, en el que profundiza sobre la necesidad de desplegar los ámbitos pedagógico, social y político para hacer realidad un cambio cultural desde las aulas.

“Nos encontramos en un momento donde debemos replantear y repensar profundamente qué hacemos en las escuelas, sabemos sobre la naturaleza del aprendizaje humano, los niños están diseñados para aprender, tienen capacidades extraordinarias, pero por un lado está lo que sabemos y creemos sobre aprendizaje, y por otro lo que hacemos en las escuelas. Y continuar haciendo lo mismo pone en jaque y en riesgo la existencia de la humanidad, así de grave es”, sentenció el experto mexicano.

Desde una perspectiva general, el aprendizaje que sucede en la mayoría de las escuelas del mundo, desde hace más de 200 años, es la habilidad de recordar y repetir información de manera precisa y apropiada. Y eso, a juicio de Rincón-Gallardo, siempre ha sido un problema, “pero a partir de este año, además, amenaza la existencia de la humanidad, debido a que la habilidad de recordar y repetir información de manera precisa y apropiada es algo que la IA hace mucho mejor que nosotros, es confiable, efectiva y rápida”.

El libro del actual director de Liberating Learning y Director del equipo de investigación de consultoría internacional Michael Fullan Interprises, plantea una alternativa y un punto de partida para remediar esta situación: los seres humanos tenemos algo que ofrecer al mundo, que añade valor más allá de la inteligencia racional. Por un lado, la capacidad de discernir, decidir individual y colectivamente (capacidad que será más importante que nunca ahora para establecer límites); y por otro, la capacidad de compasión, de sentirse en los zapatos del otro.

La experiencia universal dice que lo que hemos venido haciendo en las escuelas es aprender a que nos enseñen: a estar callados, sentados, seguir instrucciones y obedecer. “Y desde luego que es importante aprender a obedecer, el problema es cuando se vuelve una experiencia consistente, repetida y sistemática de niños y adolescentes en las salas de clases, porque aprender a que te enseñen y aprender a aprender son cosas muy distintas”, explicó el experto.

“Lo primero implica poner fuera de ti, en la autoridad, la responsabilidad de decidir qué es verdad y qué no; aprender a aprender en cambio pone la responsabilidad en manos de cada estudiante respecto de discernir qué es verdad y qué no, qué es bueno y qué no”.

Aprender es una práctica en libertad, y eso hoy está totalmente ausente de las salas de clases, el lugar donde debiera estar más viva. Si se continúa fomentando el aprender a que te enseñen, estamos preparando a las y los niños para una competencia que están destinados a perder.

Cambiar el núcleo pedagógico

Según Richard Elmore, desde la neurociencia, aprendizaje es la capacidad de modificar de manera intencional lo que sabes, lo que crees, lo que haces, en respuesta a la evidencia, experiencia y reflexión.

El núcleo pedagógico ha permanecido sumamente estable por más de 200 años, en las escuelas hay más tecnología y más currículo, mejores estándares, pero cuando te asomas a ver lo que pasa en el vínculo del día a día entre adultos y niños en la presencia de objetos de conocimiento, siguen siendo relaciones de dominación y control.

“Si queremos que el aprendizaje se convierta en una práctica de libertad, tenemos que cambiar el núcleo pedagógico (interacción entre educador, aprendiz y objeto de conocimiento) que hoy es de una relación de dominación y control en el núcleo, con una división clara y jerárquica entre quién sabe y quién no, currículo sobre profesores, profesores sobre estudiantes, y así no se aprende bien, en condiciones de dominación y control se aprende el miedo a hablar, el miedo a opinar distinto, a no estar de acuerdo con lo que dice la autoridad, a equivocarte, a expresar quién eres, todo eso mina la humanidad porque es muy contraproducente”.

Investigaciones de profesores como John Hattie postulan que el buen aprendizaje sucede en relaciones de diálogo donde las dos partes se escuchan, aprenden y se transforman. Hattie postula que mientas más los estudiantes se convierten en maestros y más los maestros en estudiantes, mejores los resultados, esto es lo mismo que venía postulando Paulo Freire hace más de 50 años, la buena educación es diálogo, es dialéctica, sucede cuando se encuentran dos o más individuos en plano de igualdad, es cariño y solidaridad y al final de cuentas eso es lo que nos vuelve profundamente humanos y es lo que debemos recuperar.

Históricamente, los sistemas masivos obligatorios de educación han cumplido con tres funciones fundamentales que no tienen que ver con el aprendizaje: la custodia de las y los niños, el control social y la clasificación (se califica y evalúa con base en criterios arbitrarios para decidir quién tendrá acceso a qué tipo de oportunidades). La escuela funciona para esos fines. “La tensión está entonces en que por un lado el aprendizaje es una práctica que sucede en libertad y por otro que la escuela es un mecanismo de control, y no significa que no haya mecanismos de control, el problema es que se ha cargado para ese lado dejando de lado el aprendizaje.

La experiencia chilena de aprender a aprender

Rincón-Gallardo detalló casos en los que ha sido posible transformar el núcleo pedagógico a gran escala. “Las redes de tutoría mexicanas, que llegaron a más 9 mil escuelas de las comunidades más apartadas del país, fomentaron un práctica muy sencilla, donde el rol de los profesores era aprender bien aquello que luego querían que aprendieran los estudiantes, no aprender a enseñarlas, sino vivir la experiencia de no saber y recibir apoyo para encontrar la solución, las respuestas, hacer sentido; los temas aprendidos se transforman en un catálogo de ofertas para que las y los chicos elijan qué quieren estudiar, seguir las líneas de investigación y apoyar el aprendizaje independiente de los estudiantes, con orientación y buenas preguntas. Cuando los estudiantes muestran dominio de un tema en particular, el paso siguiente es que se conviertan en tutores de otros estudiantes, haciendo que el aprender se vuelva una tarea de todos”.

Los resultados son positivos: los estudiantes de nivel medio empezaron a mejorar incluso en puntajes de pruebas estandarizadas mucho más rápido que los estudiantes de escuelas más privilegiadas, en el caso de Matemáticas estos estudiantes calificaban a un nivel similar a las escuelas privadas. Actualmente desde el Consejo de Fomento Educativo de México incentivan esta práctica pedagógica a toda la institución, lo que equivale a 30 mil escuelas.

Otro ejemplo es Escuela Nueva en Colombia, que nació en los 70 como una alternativa a la educación rural y que en los 90 se extendió a casi 20 mil escuelas rurales donde los estudiantes ya conseguían mejores resultados de aprendizaje que los niños de escuelas urbanas, exceptuando las megaciudades. Hoy Escuela Nueva se ha extendido a otros países.

Las Escuelas Comunitarias en Egipto han demostrado que, con mucho menos recursos pero con énfasis en cambiar el núcleo pedagógico, se logran mejores resultados en comunidades apartadas y marginales. El aprendizaje basado en la actividad (Activity Base Learnin) en el sur de la India, que llegó a más de 38 mil escuelas, utiliza una pizarra a la altura de los niños y a lo largo de la sala para que los estudiantes lo usen y se apropien de la herramienta, “el pizarrón como símbolo magnánimo de conocimiento se democratiza”.

Y en Chile también hay esfuerzos de transformación del núcleo pedagógico. En La Araucanía, en la comuna de Lanco, la Escuela Alberto Córdova ha cambiado completamente el modo en el que trabajan, “una escuela con problemas de matrícula que en un año revirtió la situación, la directora se ha formado en un programa de líderes con la Universidad Católica de Temuco y aprendió cómo ayudar a sus profesores a cambiar su práctica, diseñar nuevas formas de trabajo con los estudiantes para que tengan flexibilidad al momento de decidir cómo abordar los problemas, que den cuenta de lo que aprenden, que expliquen y que enseñen a otros y que se puedan mover con libertad, una vez que los niños tienen claro el trabajo que deben realizar o que han elegido realizar, pueden ir a cualquier lugar de la escuela a trabajar y hacen suya la escuela”.

Otro ejemplo es el de un liceo técnico profesional en Los Andes que estaba a punto de cerrar por baja matrícula y que con ayuda de la organización Modelo Pionero reorganizaron la escuela. “La mayoría del trabajo es aprendizaje basado en proyectos, tienen un centro de interacción comunitaria donde puede llegar cualquier persona de la comunidad con un problema (tránsito, seguridad) y los estudiantes con los profesores discuten si es posible ayudar a resolverlo; la mayoría de las veces se puede, logrando además un vínculo con la comunidad. Cuando visité esa escuela en marzo de este año, los estudiantes estaban trabajando en un FavLab, creando una prótesis de un pie para un vecino, don Raúl, que había sufrido un accidente y el sistema público se iba a tardar años en tener una prótesis para él, me conmovió el ver que en el pizarrón donde realizaban sus apuntes, al centro estaba el nombre Raúl y al rededor todo lo que habían aprendido de él: tamaño, peso, dieta, materiales a los que es tóxico, sus hábitos, y tenían ahí su propósito. Este liceo era conocido en la comunidad como el basurero porque ahí llegaban los que nadie quería, los expulsados; escucharlos contar su experiencia, saber que pueden ayudar, es la transformación, en un par de años el liceo pasó de niveles bajos a excelencia, la matricula aumentó y esto incentiva a otras escuelas

Cuando los profesores ven lo que es posible en condiciones de mucha dificultad, es muy difícil que no quieran hacerlo y nosotros debemos crear las redes y mecanismos a través de los cuales ayudar a más profesores y estudiantes a hacer el cambio de paradigma.

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