Bajo la consigna “Nuestra historia, un regalo para los demás”, la actividad se desarrolló en el campus Lo Cañas UCSH con momentos de autoconocimiento, de creación y de encuentro con la persona de Jesús, revisando la propia vida durante estos años, donde la pandemia puso a prueba a la humanidad. “Nos hizo bien hacer memoria y expresar lo que sentimos en esos momentos de dolor e incertidumbre. Fue el inicio: pensar cómo estoy y saber que los demás vivimos y sentimos algo muy similar”, cuenta el asesor de Pastoral Universitaria UCSH, Claudio Medina.  

La instancia también tuvo momentos de creatividad y juegos, inventando historias y pensando en la categoría pastoral “Poetas Sociales”, propuesta por el Papa Francisco, quien dice que «son sembradores de cambio, promotores de un proceso en el que confluyen millones de acciones grandes y pequeñas encadenadas creativamente, como en una poesía» (Fratelli Tutti 169).  

En una carta que escribe el Sumo Pontífice a la Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe (ODUCAL) dice: «Quizá la misión de la Universidad es la de formar poetas sociales, hombres y mujeres que, aprendiendo bien la gramática y el vocabulario de la humanidad, tienen chispa, tienen el destello que permite imaginar lo inédito». “Pensando en esa categoría pastoral, nos pusimos a soñar lo inédito en nuestra propia sociedad. Somos poetas que interpretamos la realidad desde nuestra identidad universitaria en la Silva Henriquez”, relata Claudio. 

El tercer momento del retiro se centró en lo práctico, bajo la reflexión: Siendo poetas sociales ¿cómo podemos construir proyectos en conjunto que ayuden a mi territorio, a mi universidad o a mi sociedad en general? Así fue como, revisando proyectos realizados por estudiantes en el Campus Lo Cañas y tomando los conocimientos de sus propias carreras de origen, se construyeron proyectos sociales, frente a problemas concretos presentes en la vida de las y los estudiantes, proponiendo soluciones a contextos como la dificultad de comunicación con la comunidad sorda, la brecha social de la educación escolar, el abuso hacia la mujer, la barrera idiomática de la población migrante o el estrés académico.  

Como comunidad, también se celebró la Eucaristía, centro y culmen de la vida cristiana (LG11), situando los sueños y la propia vida en la mesa del Señor. 

Finalmente, las y los jóvenes junto Giselle García-Hjarles, Claudio Medina y Gustavo Albornoz, director de Pastoral Universitaria UCSH, pusieron las manos en la masa, recordando el pasaje bíblico en el que Jesús compara el Reino con la levadura: “¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo” (Lc 13, 18-21), reflexionando sobre el papel de los cristianos, y en especial de los estudiantes de nuestra Universidad, de ser fermento silencioso en la “masa social”, compartiendo la mesa con el fruto de esa actividad.