COLUMNA | Yo vengo a ofrecer mi corazón

Por Luis Valenzuela, Decano Facultad Educación UCSH
Tantas son las frases que existen para reconocer nuestra labor a lo largo de la historia, una labor a veces heroica, donde generalmente no participamos en las definiciones y son otros u otras las que definen. Hoy solo quiero expresar un sentimiento, en mi calidad de profesor más con 35 años de labor en esta Universidad, expresar algo que piensan muchos y muchas profesores y profesoras cuando conversamos en diferentes espacios, en el patio, en un pasillo, en un descanso, en una mesa, con la familia.
Celebrar el reconocimiento a la labor docente llena el alma y el corazón, a quienes desde distintos escenarios nos brindamos por nuestros y nuestras estudiantes con toda el alma, con nuestras fortalezas y debilidades. Sabemos que algunos escenarios educacionales son más favorables que otros, con exigencias muy diferentes y esfuerzos mayores; a pesar de estas desigualdades, siempre la labor se hace con cariño, profesionalismo y dedicación.
Los y los profesores estamos siempre dispuestos a los cambios, al pie del cañón para lo que nos requiera la sociedad. Hoy vivimos un momento histórico complicado a nivel mundial, los profesores y profesoras educamos en guerra, post guerra, con o sin pandemia, luchamos con algo mucho más complejo, que es la confianza de la sociedad, de padres y apoderados y de los propios/as estudiantes. Confianza que antes no se ponía en tela de juicio, pues la labor era reconocida solo por el hecho de enseñar y no se cuestionaba.
Hoy debemos ganarnos esa confianza, ya sea porque las didácticas no son las apropiadas, los y las profesores deben actualizarse, existe una crisis vocacional; en esta crítica hacia nuestra labor generalmente no se consideran variables que también inciden o influyen en la labor docente. Me gusta pensar que, a pesar de esto, todas las profesiones (Médicos, Ingenieros, Arquitectos, Abogados, Presidentes de la República, Senadores, Diputados, Alcaldes), quienes muchas veces nos critican, han sido formados por estos profesores y profesoras ¿en qué nos equivocamos?
La canción de Fito Paéz “Yo vengo a ofrecer mi corazón” me interpreta, es lo que hacemos día a día ofrecemos nuestro corazón, nuestra alma, nuestra vida por los niños y las niñas de nuestro país. Feliz día maestros y maestras de la vida, lo más grande que ha existido y existe es tener el privilegio de enseñar.
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