Columna de Opinión: El Legado del Cardenal Raúl Silva Henríquez

Por Dr. Fernando José Vergara Henríquez
Vicerrector de Identidad y Desarrollo Estudiantil UCSH
En el seno de la fe cristiana, el Sueño de Chile y el Testamento espiritual del Cardenal Silva Henríquez se inscriben en una profunda comprensión de la justicia divina y del llamado al amor y a la solidaridad que brota del Evangelio. El Cardenal, como hombre de Dios, comprendió que la justicia es un imperativo ético que emana de la misma naturaleza de Dios, quien es amor y justicia en sí mismo. Es por eso por lo que su lucha por la igualdad y la dignidad de los más pobres y vulnerables de la sociedad chilena estuvo siempre guiada por un compromiso profundamente teológico-pastoral y espiritual. Su Testamento espiritual nos recuerda que la lucha por la justicia no es simplemente una tarea política, sino una vocación evangélica, un llamado a vivir en el amor de Dios y a trabajar por el bien común de todos los seres humanos. Como cristianos, debemos ser testigos de la justicia de Dios en el mundo, y esto implica comprometernos en la lucha por la justicia social, la igualdad y el respeto a los derechos humanos.
La vida del cardenal Silva Henríquez es un ejemplo de cómo la fe cristiana puede inspirar y movilizar a los fieles para trabajar por un mundo más justo y humano. Su legado nos invita a seguir su ejemplo y a luchar por la dignidad y los derechos de todos los seres humanos, especialmente de los más pobres y necesitados.
El Cardenal entendió que la justicia no es un concepto abstracto o meramente teórico, sino una exigencia ética que brota de la misma condición humana. La justicia es la búsqueda de un equilibrio entre la libertad y la igualdad, y se realiza en la medida en que se promueve la dignidad humana y se respetan los derechos de todos los seres humanos. Su Testamento espiritual nos invita a reflexionar sobre la importancia de la justicia como fundamento ético de la sociedad, y nos recuerda que la lucha por la igualdad y la dignidad de los más pobres y vulnerables de la sociedad es una tarea ineludible para todo ser humano consciente de su responsabilidad ante los demás.
En este sentido, la vida y obra del cardenal Silva Henríquez nos inspira a reflexionar sobre los valores que guían nuestras acciones y decisiones, y nos desafía a comprometernos en la lucha por un mundo más justo y equitativo.
Su legado es una invitación a pensar en cómo podemos construir una sociedad que promueva la libertad, la igualdad y la dignidad humana, y nos llama a actuar en consecuencia, en pos de una realidad más justa y humana para todos los seres humanos reconciliados con la naturaleza.
Que su ejemplo nos anime a ser fieles al Evangelio y a la justicia de Dios, a luchar por la igualdad y el bien común, y a trabajar por la construcción de un mundo más humano y justo, donde seamos todos hermanos y hermanas en Cristo.
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