El pasado 5 de enero, tres expertos en Educación se reunieron en el coloquio internacional denominado “Prácticas de Liderazgo Educacional: visiones desde Chile, Escocia y Estados Unidos”, con el objetivo de compartir experiencias en torno a los tópicos de liderazgo y capital social, bienestar de las comunidades educativas, seguridad psicológica, innovación, rol de la conectividad social y trabajo en redes. La instancia fue moderada por el investigador CITSE Juan Pablo Queupil.

Alan Daly, académico y Director del Programa de Doctorado de Liderazgo Educativo Conjunto de la Universidad de California en San Diego (UCSD), fue el encargado de iniciar el diálogo colectivo, donde también participaron como expositores la investigadora CITSE Andrea Horn, y el asesor académico del gobierno escocés y director del Centro Robert Owen para el Cambio Educativo de la Universidad de Glasgow, Chris Chapman.

Con foco en las condiciones que brindan bienestar y seguridad psicológica a las comunidades educativas, el docente Alan Daly ejemplificó su postura con un experimento de aula. A dos grupos de niñas y niños se les mostró de forma gráfica diferentes procedimientos médicos, con la restricción de que uno de los grupos no podía dar a conocer sus emociones mientras que el otro sí. ¿Qué sucedió? Los menores que debían cumplir con la limitación registraron cuadros de ansiedad, impactos negativos en su capacidad cognitiva y mayores niveles de estrés, al contrario del otro grupo.

“Claramente, el bienestar psicológico de todos los actores de una comunidad educativa sí influye, y mucho, en el modelo de enseñanza-aprendizaje dentro de un aula. Es importante que todos, y reitero el ‘todos’, tanto alumnos, docentes y equipos directivos, tengan la posibilidad de expresar sus emociones, pero que sea una práctica diaria y no al servicio de un objetivo puntual. En los establecimientos escolares se suele instrumentalizar el hecho de expresar las emociones en busca de una meta, programa, propósito específico o actividad en particular; sin embargo, todo aprendizaje y liderazgo educativo tiene como condición la calidad de las relaciones humanas y sus expresiones”, agrega el académico estadounidense de la UCSD.

En la misma línea, Chris Chapman enfatiza en las consecuencias de los escenarios post-pandémicos dentro de las aulas, que arrastran los impactos del confinamiento y aislamiento social. “La pandemia aún no ha terminado, porque estamos viviendo escenarios de crisis post-pandémica en los establecimientos educativos. Debemos considerar que, si bien la crisis sanitaria trajo consigo otras formas de relacionarnos, también eliminó el contacto físico, y ahí hay un trabajo enorme en hacer del bienestar psicológico una práctica diaria y no instrumentalizada”, destaca el académico de la Universidad de Glasgow.

Por su parte, la investigadora CITSE Andrea Horn, resalta que durante muchos años se invisibilizó el estado psicológico de los docentes y equipos directivos, porque los programas estaban mayormente focalizados en los estudiantes. “Es excelente y de una contribución tremenda que exista preocupación por la seguridad psicológica de los alumnos, pero también es necesario girar esta perspectiva hacia los demás actores educativos, tal como se está haciendo actualmente. Espacios de contención, colaboración, ayuda e intercambio de experiencias para líderes de la educación, son fundamentales para activar la experiencia colectiva y los espacios de mejora educativa en el modelo enseñanza-aprendizaje”.

Los puntos expuestos fueron ampliamente discutidos por el público asistente, el cual buscó entre estos argumentos posibles soluciones para un trabajo en red mucho más conectado con el bienestar psicológico de todos los actores de una comunidad educativa. “Una propuesta para ello serían las micro-interacciones; vale decir, generar prácticas o actividades diarias de relacionamiento humano en las aulas. También, potenciar lo positivo que ya existe, que es analizar qué cosas estamos haciendo bien para seguir fortaleciendo ese mismo camino”, subraya Alan Daly.

A modo de cierre del coloquio, muchos/as coincidieron en que se deben ajustar y fortalecer las herramientas y dinámicas de las relaciones sociales dadas en un centro educativo, tal como lo destaca Andrea Horn: “Hoy en día las escuelas más que salir a buscar una solución, necesitan construir juntas. Implementar, ajustar, reajustar o intercambiar lo que sea necesario, pero con un trabajo más interno de las diferentes dinámicas sociales”.