El Académico estadounidense Alan Daly, quien también es profesor y director del Programa de Doctorado de Liderazgo Educativo Conjunto de la Universidad de California en San Diego (UCSD), y los investigadores CITSE Carolina Cuéllar y Juan Pablo Queupil fueron los expositores del primer seminario internacional del 2023 denominado “Liderazgo y cambio educativo: avances y perspectivas actuales”.

En la oportunidad, los tres académicos abordaron desde su experticia e investigaciones las condiciones actuales para el liderazgo y cambio educativo, considerando como punto de partida que las comunidades insertas en estos contextos pueden transformar sus aprendizajes y relaciones a través de la colaboración mutua, el liderazgo distribuido y una red de interdependencias.

Alan Daly abrió la instancia hablando de cuatro factores importantes que permiten desarrollar el poder transformador de la educación: liderazgo, innovación, conectividad social y redes sociales. Dichas condiciones cuentan a su vez con una serie de características centradas en un liderazgo que ayuda a las comunidades educativas a alcanzar sus objetivos, bajo un ambiente que potencia la inclusión y fortalece el crecimiento profesional y personal de sus estudiantes.

En tanto, los factores de innovación y conectividad social refieren a involucrar a todos los actores de las comunidades escolares en el aprendizaje y comunicación de las mismas, dando cabida a una mayor frecuencia de ideas e involucramiento de las personas con sus propias propuestas y las de los demás (estudiantes, docentes y equipos directivos). En definitiva, generar un clima diverso e interconectado que posibilite reconocer a estos contextos como redes de interdependencias o redes sociales, que es lo que el académico Daly propone como cuarta condición.

“El real poder transformador de la educación está en las relaciones, porque todos somos parte de algo mayor. Como individuos somos parte de distintas comunidades, en este caso escolares y/o académicas, y el aprendizaje de los actores que conforman dichas comunidades depende de las interdependencias o interconexiones que se forman en las mismas. Entonces, el cambio educativo se da a raíz de las relaciones y de sus características de liderazgo, innovación, conectividad social y redes sociales”, agrega el docente de la UCSD.

En la misma línea, la investigadora Carolina Cuéllar dio a conocer las reflexiones en torno al rol del liderazgo en contextos escolares diversos, a raíz de su investigación conjunta con otras académicas sobre el liderazgo directivo en escuelas básicas con alta matrícula de estudiantes migrantes (más del 50%). El estudio aborda las representaciones, prácticas, desafíos y aprendizajes para la inclusión escolar, desde el papel que juegan los equipos directivos de los establecimientos.

Una de las principales consideraciones que trata la investigación es el rol pasivo por parte de los equipos directivos en la inclusión de estudiantes migrantes. “Al contrario de lo que muestran muchas veces los medios de comunicación masiva, en los colegios hay una mirada positiva hacia los alumnos/as extranjeros/as, justificada sobre todo por la buena conducta y comportamiento de dichos niños y niñas. Sin embargo, como existe esta percepción de que los alumnos/as extranjeros/as no generan problemas, la Dirección de los establecimientos no se involucra en la inclusión de aquellos/as alumnos/as; vale decir, la inclusión está dada por la mera presencia pero no por otros involucramientos, participación y programas focalizados para los estudiantes extranjeros en pos de su inclusión y procesos de mejora educativa”, enfatiza la experta en Educación.

Resultados similares son los que expuso el investigador CITSE Juan Pablo Queupil mediante su investigación sobre “Liderazgo y transformación (socio) educativa: estudios exploratorios a través del Análisis de Redes Sociales”. La investigación evalúa las interacciones de mejora escolar entre los distintos actores de una comunidad educativa, principalmente equipos directivos y docentes, en épocas previas y durante la pandemia.

Estos análisis enfatizan en que antes de la crisis sanitaria, la colaboración alcanzaba casi el cuarto del potencial total de las interacciones (en torno a un 22%), con un rol secundario de docentes y del Programa de Integración Escolar (PIE). En cambio, en plena pandemia, las interacciones de frecuencia semanal y diarias aumentaron de manera exponencial, en contraposición a las anteriores instancias semestrales que se daban en los procesos de mejora educativa. A su vez, emergieron roles de coordinación por parte de diversos profesores, sobrepasando en muchas ocasiones a la Dirección del establecimiento. Esto también ocurrió con el PIE, que tomó un rol protagónico en base a sus estrategias de inclusión y mejoramiento.

¿Qué cambió? “El contexto sociosanitario influyó directamente con el aumento de la densidad y frecuencia de las distintas interacciones, dadas principalmente por nuevos roles de los profesores. En la pandemia todo se transformó en colaboraciones extracurriculares, porque las comunidades requerían apoyo fuera de las aulas y en modalidades que se escapaban de los canales tradicionales de comunicación”, indica el investigador.

A raíz de estas reflexiones, los tres académicos coinciden en que el liderazgo no se refiere meramente a las gestiones de una autoridad específica, sino que se relaciona con un rol transformador y de cambio educativo en los procesos de mejora escolar, ejercido tanto por los equipos directivos y docentes. “Es el liderazgo, desde una perspectiva actual y de distribución, el que impulsa las diversas transformaciones de largo plazo dentro de las comunidades educativas”, agrega Juan Pablo Queupil.