“Las niñas y niños también son activos políticamente, se dan cuenta y tienen opinión”

Presentación del libro ¡Aquí está, aquí no está!!, que reúne vivencias e historias de un pasado doloroso, con una mirada inocente e inteligente, organizada por la Escuela de Educación Inicial de la Facultad de Educación.
“Yo era una niña que iba a nacer en la patria libre, la patria socialista y terminé naciendo en lo que ya conocemos como dictadura. A raíz de la militancia de mi mamá y de lo activa que era en su partido y en la brigada que dirigía, dedicada a hacer rayados en los muros, mi madre era una mujer muy peligrosa, por eso era perseguida. En su guatita me tenía a mí.
Siempre vivimos escondiéndonos, por eso me hace mucho sentido lo que se describe en el cuento sobre viajar de colchón en colchón, entre colchones que vuelan, trasladándonos, desplazándonos muy frecuentemente de los lugares donde se habita”.
El testimonio de Ewa Ebers es uno de los tres que inspiran y componen el libro ¡¡Aquí está, aquí no está!!, libro escrito por Lina Peralta Valdés, publicado por la editorial América en Movimiento, presentado en el patio del campus central de la Universidad Católica Silva Henríquez, en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de estado.
“¡Aquí está, aquí no está! recoge las vivencias e historias de otro tiempo, un pasado doloroso, pero con pinceladas de alegría, inocencia, incluso juegos. En voces de la niñez, surgen historias de exilio, desaparición, bombardeos, con el propósito de que las nuevas generaciones tengan derecho a escuchar cuentos de la memoria”, relata su autora.
“El primer cuento llamado El brindis narra la experiencia de tres niñas que viven el golpe en Chile el martes 11 de septiembre de 1973, desde distintas vivencias unidas por el desconcierto, el miedo y la sorpresa. Carta a mi abuelo es el nombre del segundo cuento y relata la nostalgia de un niño que añora a su abuelo y a su país, siendo el exilio el motivo de su tristeza. El siguiente es ¡¡Aquí está, aquí no está!!, donde un juego que habitualmente los padres y madres hacen con sus hijos e hijas gira dramáticamente, pues ya no aparece el padre, y la niña queda esperando el encuentro. La palabra desaparición empieza a ser parte de su vida y de muchas familias chilenas”.
Ewa Ebers compartió vivencias muy personales y fuertes. “Cuando buscaban a mi madre nos tuvieron a mi abuela y a mí retenidas en la casa de mi abuelita en Playa Ancha. Funcionarios de la Armada de Chile estuvieron cerca de un mes con nosotras, en esta especie de ratonera que le llamaban, que en el fondo es un lugar donde esperan a la persona a la que buscan para poder detenerla. Finalmente nosotras fuimos trasladas al cuartel Silva Palma en Valparaíso. Mi abuela logró conseguir que a mí me sacaran de ese lugar”.
Para Ewa es muy importante que se sepa que fueron niños y niñas quienes también pasaron por ahí, por el cuartelcito Palma. Muchos niños, niñas y adolescentes. “Está este horror vivido, pero a pesar de eso mi abuela y mi mamá hacían que ciertas situaciones fueran parte de un juego. Me decían vamos a ir de paseo a un lugar escondido”.
Nosotros como niños y niñas nos dábamos cuenta de que ellos estaban sufriendo algo que era horrible y no queríamos sumarles un sufrimiento más por preocuparse por nosotros. Protegíamos a nuestros papás. Esto demuestra que los niños y niñas también son activos políticamente, se dan cuenta y tienen opinión”.
Parte importante del libro es la composición que lo acompaña encomendada a la artista Magdalena Matthei. “Lo más lindo fue hacer comunidad, sentir que había una historia que estaba profundamente bien contada, con una ilustración que la acompañaba de manera muy potente, y de tener esa oportunidad de completar esta historia con una canción, a partir de las experiencias que se leían en el libro y a partir de revivir también una infancia con tantas realidades, con los miedos, los dolores y alegrías”.
“Como dice Lina en el libro una historia guardada, no olvidada. Y es bonito, venir desde el olvido para traer la memoria constantemente, en esos niños y niñas que somos. Yo creo que los adultos seguimos teniendo ese espacio de inocencia que protegemos fuertemente y lo podemos abrir siempre. Creo que si no pasamos por el dolor es muy difícil ser felices y que eso es lo que está faltando a la sociedad, abrirse al dolor, abrir esta herida, para poder crecer”.
“La canción fluyó muy rápido porque Lina me regaló todo, absolutamente”.
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